EL ESPAÑOL
DE AMERICA: ÁREAS Y RASGOS PRINCIPALES
2.1
RELACIÓN ENTRE EL ESPAÑOL AMERICANO Y EL DE ESPAÑA
A pesar de la diversidad dialectal, la unidad esencial del
español se muestra claramente en la parte central del sistema lingüístico, la
gramática. Es en los niveles más inestables y más propensos a la variación,
como son la fonética y el léxico, donde las diferencias entre América y España
se hacen más evidentes. Asimismo, y como sucede habitualmente, la unidad de la
lengua se percibe sobre todo en los registros más formales y en los modelos de
norma culta, mientras que la diversidad aumenta en los registros informales y
coloquiales. Esta unidad esencial se debe a una serie de factores que actúan
como fuerzas centrípetas y aseguran el mantenimiento del sistema de la lengua
castellana o española en diversos países, a pesar de la distancia: el sistema
educativo, los medios de comunicación, los medios culturales, así como la
acción unificadora llevada a cabo por las Academias de la Lengua de los diversos
países, actuando conjuntamente al definir las reglas (gramática, ortografía,
diccionario) por las que se debe regir el “español”.
No es difícil notar un fuerte parecido entre el
español americano en general y el español meridional (andaluz, canario). El
conjunto de todos estos dialectos ha recibido el nombre de español atlántico; el rasgo común más sobresaliente es, sin duda,
el seseo, que opone claramente esta variedad al español peninsular
septentrional: mientras las variedades septentrionales (y una parte de
Andalucía) distinguen los fonemas /s/ y /z/, tal distinción no existe en el
español atlántico.
Este y otros hechos han llevado a muchos estudiosos a
pensar que en la etapa inicial de difusión del español en América la influencia del andaluz (en particular,
del habla de Sevilla) y del canario
resultó decisiva, y que fue el modelo de las hablas meridionales el que se
difundió en América. Entre los datos históricos que apoyan esta hipótesis
están el elevado número de andaluces y extremeños que emigraron a las colonias
durante el siglo XVI, el establecimiento del monopolio del comercio con las
Indias en Sevilla y Cádiz y el importantísimo papel que las islas Canarias y
sus habitantes desempeñaron en el comercio con América y en la colonización
(los barcos que cruzaban el Atlántico solían hacer escala en Canarias).
2.2
ZONAS DEL ESPAÑOL DE
AMÉRICA
Dentro del español de América existen fenómenos
dialectales de distribución heterogénea, debido a distintas causas históricas y
sociales: el castellano que llevaron los colonizadores era diverso pues a allí
llegaron gentes de diversa condición y de diverso origen geográfico; otro
factor es la distinta organización social de las colonias (unas colonizadas
bastante antes que otras); finalmente hay que tener en cuenta que en todo ese
territorio existían lenguas que han dejado una influencia de sustrato. No
obstante, no es fácil establecer zonas dialectales claras y, menos aún,
ligarlas con la influencia de sustrato. Hay que tener en cuenta que desde los
tiempos mismos de la colonización la lengua de los hablantes cultos se
desarrolló al margen de influencias indígenas por una razón sociológica clara:
la fuerte estratificación de la sociedad, que provocaba que los sectores
dominantes (constituidos por los criollos = descendientes de españoles) no
llegaron a conocer las lenguas indígenas y no se dejaron influir por el
castellano hablado por los indios, por razones de prestigio.
En general, se considera que la influencia andaluza y canaria ha sido fundamental por lo menos en
las zonas costeras americanas, en
las cuales el contacto lingüístico con los marinos y comerciantes españoles
fue constante. Así, la norma lingüística que se impuso en las zonas costeras
fue, como ocurría con las hablas meridionales en España, más innovadora, en el
sentido de que adoptó rasgos lingüísticos que se apartaban del castellano
original.
En cambio, la norma que se consolidó en las tierras altas del interior ‑por
ejemplo, en las grandes capitales, como México, Quito o Lima‑ fue más
conservadora e incorporó menos rasgos andaluces. En cualquier caso, la
hipótesis andalucista no es suficiente para explicar la conformación de todos
los dialectos que Integran el español americano, a veces muy diferentes entre
sí. Ello se debe al hecho de que en la colonización de América participaron, a
lo largo de los siglos, españoles de todas las procedencias.
2.3
Características del español de América.
El español de América presenta una serie de rasgos o
fenómenos fonéticos, gramaticales y léxicos que lo distinguen. Ahora bien,
puesto que el español de América no es una lengua uniforme, ninguno de esos
fenómenos se presenta en todas sus variedades. Además de las peculiaridades
fonéticas, gramaticales y léxicas, el español americano difiere también del
europeo en las convenciones pragmáticas:
las fórmulas de cortesía, por ejemplo, son algo más elaboradas, y se prefiere
un estilo más atenuado, más suave, menos impositivo que en España.
2.4
Rasgos fonéticos
Dejando a un lado el seseo, único rasgo general común a todo el español de América,
se pueden destacar en el nivel fonético
estos fenómenos:
·
Aspiración de la s implosiva
o final de sílaba. Los casos de aspiración o
pérdida de –s (dihco por disco; entonse por entonces) son típicos de las tierras bajas y las zonas costeras,
donde se tiende al debilitamiento de las consonantes. Las tierras altas, más
conservadoras, tienden a mantener la ‑s
(así ocurre, por ejemplo, en los altiplanos de México, Perú N, Bolivia).
·
Aspiración del sonido j. Como en España, hay zonas que aspiran el sonido J (viahe) y zonas que lo mantienen. Existen
también áreas geográficas que presentan otras realizaciones de este fonema.
·
Yeísmo. De nuevo como en España, el
yeísmo es la solución más extendida, aunque ciertas zonas fonéticamente
conservadoras distingan los sonidos [y] y [ll]. En Argentina y Uruguay, [ll] e
[y] se pronuncian con un sonido próximo al de Je en francés, que incluso llega a hacerse sordo (calle, por ejemplo, puede pronunciarse cashe).
·
Relajación de r final de sílaba. En las
Antillas es habitual la confusión -r
y ‑l (amol por amor) o la
asimilación de ‑r a la consonante siguiente (canne por carne). Es muy
frecuente que ‑r se pronuncie
silbante. Este es un caso particular de la tendencia general al debilitamiento
de las consonantes.
2.5
Rasgos gramaticales
Entre los rasgos gramaticales característicos del español
de América destacan los siguientes:
·
Uso de ustedes como pronombre de confianza. En América la forma vosotros
ha sido sustituida por la forma ustedes;
queda suprimida así la distinción entre las formas de confianza (vosotros) y formas de respeto (ustedes) que se mantiene en la mayor
parte de la Península.
Este cambio afecta también a los posesivos (se emplea su en lugar de vuestro) y al uso de las formas verbales (ustedes tienen en lugar de vosotros
tenéis).
·
Voseo. Es el rasgo gramatical más
significativo de] español arnericano, aunque no está presente en todos los
países hispanohablantes. Consiste en el uso del pronombre vos como segunda persona de singular en lugar de tú (el pronombre de respeto es Usted). En una de sus versiones, el
voseo afecta también al paradigma verbal, cuando vos se combina con formas originalmente de segunda persona de
plural: vos cantás, vos creés, vos sentís); en otras variedades, la forma
verbal es la misma que se emplea con tú:
vos cantas / crees / sientes.
·
Posición de
los pronombres. En el habla del Caribe es habitual el uso de pronombres
en función de sujeto en posiciones sintácticas en las que el español común los
evita, como la posición de sujeto preverbal en las construcciones de infinitivo
(ella trabaja para yo poder estudiar)
y en las oraciones interrogativas (¿Qué
tú dices?, ¿Cómo tú estás?).
·
Uso
etimológico de le, lo, la. En el
sisterna de los pronombres átonos, los fenómenos de leísmo, laísmo y loísmo,
tan habituales en la
Península , se presentan sólo de forma aislada.
·
Formas verbales. El español americano muestra
una clara preferencia por el pretérito perfecto simple (cantó) frente al
compuesto (ha cantado), y por las formas en ‑ra del subjuntivo (cantara)
frente a las equivalentes en ‑se (cantase).
2.6
Rasgos léxicos
El léxico del español americano incluye, junto a las
voces originalmente españolas, una serie cuantiosa de americanismos, adaptados de las lenguas indígenas o específicos del
español americano, un conjunto de
afronegrismos, originados por la llegada de esclavos africanos al Caribe,
y, finalmente, un buen número de extranjerismos.
El léxico se convierte así en testirnonio de los procesos de mestizaje y fusión
cultural que han caracterizado a toda la América Latina.
·
Dentro del léxico patrimonial, el
español de América presenta ciertas preferencias frente al europeo: liviano (por ligero), plata (por dinero), pollera (por falda), egresado (por graduado), cocinar (por cocer), vidriera o vitrina (por escapareate),
enojarse (por enfadarse) ... Abundan
también los términos marineros introducidos por los colonizadores: amarrar por 'atar algo, atracar por “aproximarse”, botar por
'tirar algo". Algunas de estas palabras o sentidos han ido desapareciendo
del uso peninsular, por lo que se suelen recoger bajo la denominación de arcaísmos.
·
El vocabulario del español
americano se pobló pronto de americanismos.
Las narraciones y los informes de los primeros colonizadores (los llamados
cronistas de Indias), desde Colón hasta Bernal Díaz del Castillo y Juan de
Castellanos, dan testimonio de la profunda impresión que el descubrimiento de
nuevas plantas, nuevos animales, costumbres desconocidas y lugares remotos
produjo en los españoles. Los colonizadores se vieron en la necesidad de
bautizar y clasificar todos los elementos de esa nueva realidad, para los que
la mayor parte de las veces no había denominación preexistente en español. En
unos casos se recurrió al vocabulario patrimonial, cuando la semejanza con una
realidad ya conocida lo permitía (se llamó así lagarto al caimán o tigre el jaguar, aunque estas denominaciones desaparecieron más tarde
sustituidas por nombres autóctonos); en otros casos recurren a términos
tomados de las lenguas amerindias (los ejemplos son abundantísimos: son
americanismos o indigenismos palabras como canoa,
tabaco, caimán, caníbal, tomate, aguacate, chocolat e, cóndor, vicuña, puma,
tapioca, maraca. La mayor parte de
estos americanismos han pasado a formar
parte del español general, y a menudo también del léxico de otras lenguas
europeas. Otros americanismos no han llegado a generalizarse y se conservan
especialmente en las zonas bilingües en las que el español está en contacto con
lenguas indígenas.
·
Los elementos de origen africano
penetraron sobre todo en el área del Caribe. Son términos que actualmente están
desapareciendo, aunque se mantienen algunos como: banana, conga o mambo, que
se han generalizado.
·
En la adopción de extranjerismos, especialmente anglicismos, se han producido
discrepancias con respecto al español peninsular; se emplean así términos como chance 'oportunidad' o computadora (en lugar de ordenador). En
el español del Río de la Plata
abundan los italianismos, debido a
la influencia de los numerosos inmigrantes italianos (un ejemplo típico es el
uso de chao en lugar de adiós).