Las variedades dialectales del castellano
Las variedades dialectales del
castellano se suelen repartir en dos zonas geográficas claramente
diferenciadas: la zona española, que
incluye también Canarias, y la zona
americana (el llamado español de
América).
Dentro de la zona española, del
castellano peninsular podemos distinguir dos grandes zonas dialectales: la de
las hablas septentrionales y la de las
hablas meridionales.
Los dialectos o hablas
septentrionales
Las hablas
septentrionales, más conservadoras, abarcan principalmente las tierras
castellanas por tradición y las que se extienden también por los territorios
que habían ocupado en el pasado los dialectos históricos del latín (el aragonés
y el asturleonés).
• En el habla de las tierras castellanas por
tradición, es decir, en las que nació el castellano o que fueron
castellanizadas en un primer momento, como Burgos,. Valladolid, etc.,
encontramos una serie de rasgos dialectales. Por ejemplo:
·
Leísmo (le en función de complemento directo referido a una
cosa): Este apartamento ya le vimos; laísmo y loísmo la y lo- en -función de complemento indirecto): La dije que no viniera.
·
Pronunciación como z de la d final de palabra: Madriz.
·
Aparición
de una s en la segunda persona del singular del pretérito perfecto simple: vistes, vinistes...
·
Uso
del infinitivo para la segunda persona del plural del imperativo: ¡Traerme
un regalo de París!
• En el castellano que se expansionó hacia el este (La Rioja , Navarra y Aragón), lo
más destacable son los rasgos aragoneses que han penetrado en el castellano
hablado. He aquí algunos:
·
Entonación
ascendente de la frase y tendencia a alargar la vocal final.
·
Uso
de los pronombres precedidos de preposición: con tú, con mí...
·
Se
evita el acento de las palabras esdrújulas: pajaro,
medico...
·
Uso
del sufijo diminutivo -ico: pajarico.
·
Abundante
uso de la partícula pues.
• En el castellano que se expansionó por el territorio leonés (León, Zamora,
Salamanca y parte de Cáceres) aparecen en los hablantes rasgos del antiguo
dialecto leonés, que son más numerosos en el castellano hablado por los
asturianos debido al contacto con los bables. He aquí algunos:
·
Tendencia
a cerrar las vocales finales: otru'otro'.
·
Diminutivos en -in, -ina: niñín 'niñito', niñina 'niñita'.
·
Palabras
específicas, como guapo' bonito, hermoso', aplicadas a cosas: Comprome un vestido guapo.
·
Uso
del pretérito perfecto simple en vez del pretérito perfecto compuesto: Esta tarde fui a tu casa.
Los dialectos meridionales
Los dialectos meridionales se caracterizan por ser
más evolucionados en su pronunciación y por tener rasgos fonéticos muy
marcados: es el castellano que se extendió desde Toledo hacia La Mancha , Extremadura, Murcia,
Andalucía y Canarias, y el español de América.
En esta área dialectal
se encuentran el andaluz, punto de
partida del canario y del español de América, y los dialectos extremeño y murciano. Se denominan dialectos o hablas de transición el extremeño (con rasgos leoneses, castellanos
y- andaluces); el murciano (con rasgos aragoneses,
catalanes y meridionales), y el canario (con influencias del andaluz
occidental y del español de América).
Principales
rasgos generales de los dialectos meridionales
- Relajación de s en posición final de sílaba y de palabra, lo cual produce
que dicha consonante se pronuncie aspirada (avihpa), haya asimilación de la consonante siguiente (avippa) o se pierda la s (avipa). Cuando se pierde la s
final de palabra, la vocal se pronuncia más abierta para indicar el
plural: ojo (singular), ojo (plural).
- Confusión de r y l en posición final de sílaba o
palabra: arta 'alta', cuelpo
'cuerpo'. A veces, se pierden: jugadó 'jugador', vé 'ver'.
- Relajación o pérdida de las consonantes internas, sobre
todo, de la d y de la n intervocálicas o que van delante de r: cansao 'cansado', vie 'viene', pare 'padre'.
·
Yeísmo. Se pierde la oposición II / y.-La II se realiza como la y con
distintas pronunciaciones: yuvia 'lluvia'.
El
extremeño
El extremeño es un dialecto de transición entre el leonés[1]
(principalmente en el norte de Extremadura), el castellano y el andaluz.
El aspecto fonético más característico del extremeño es quizá la aspiración o
la relajación de la s en posición final de sílaba (así, niños se puede pronunciar niñoh
o niño); también se aspira frecuentemente la h- inicial en las palabras que
tenían f- inicial latina, como higo o
harina) o la j en palabras como muhé 'mujer',
vieho 'viejo', etc. Otro fenómeno
generalizado es el yeísmo. En el noroeste y el centro de Cáceres existe, en
zonas rurales, un rasgo de origen leonés, en franco retroceso, que consiste en
el cierre de la -o final en -u abierta y de la -e en -i abierta: otru 'otro', instanti 'instante'.
Tanto en la morfosintaxis como en el léxico
se mezclan leonesismos, como el diminutivo -ino, -ina: chiquinino; también
se conservan palabras castellanas que se han perdido en otras hablas: herrete 'aguijón', bicio 'estiércol'...
Como sucede con todos los dialectos,
existen variaciones entre unas partes y otras de Extremadura.
El
murciano
El murciano [2]es un
dialecto de transición entre el castellano, el aragonés y catalán, y el
andaluz.
El murciano presenta un conjunto de
rasgos fonéticos que se repiten en
los dialectos meridionales, pero que no son generales en todas las tierras
murcianas: aspiración de la -s a final de sílaba o de palabra; neutralización
de r y 1; tendencia a la aspiración de la j gráfica; el yeísmo se impone en
las ciudades, aunque se mantiene la diferencia entre II/y en las zonas
rurales; relajamiento de las consonantes internas intervo
cálicas: plazo
`pedazo', caeza `cabeza', etc. Se
mantiene la diferencia entre la s y la z excepto en la zona de Cartagena en
donde existen el seseo y el ceceo con predominio del primero. La ch es más mojada y tensa que la ch
castellana. Por influencia del aragonés y del catalán se pueden escuchar
palabras como pescatero'pescadero', cocote
'cogote', llengua `lengua', fllamarada 'llamarada', etc.
Otros rasgos son la conservación del sufijo diminutivo aragonés en -ico, -iquio: pajarico, ratiquio; presencia de un léxico con otras formas arcaicas castellanas, arabismos y
mozarabismos: alcancía `hucha', alcaucil 'alcachofa', zagal `chico, niño', y otros términos
que también se encuentran en el andaluz.
El
andaluz[3]
El andaluz
es la variedad dialectal más diferenciada del español. De ella proceden las
modalidades lingüísticas de Canarias y de América.
El andaluz no es un dialecto uniforme,
sino que consta de una serie de variedades más o menos próximas entre sí.
Muchos de los rasgos fonéticos del andaluz son comunes con el resto de los dialectos
meridionales: relajación de la -s final de sílaba o palabra con distintos
resultados (aspiración, asimilación a la consonante siguiente más inmediata,
pérdida total: pahta pasta', mimmo `mismo',
lo día `los días'); tendencia a la
pérdida de la -l, -r y -n finales; relajación o pérdida de consonantes sonoras
internas, sobre todo, de la-d-: (salao'salado',
peaso 'pedazo', pare `padre', mijita 'migajita', juar `jugar', caeza `cabeza');
confusión de l y r (arma 'alma'); aumento del yeísmo yuvía `lluvia'), y pérdida de la oclusión en la pronunciación de la
ch gráfica (mushasho `muchacho').
Áreas
o zonas dialectales del andaluz
Algunos de los rasgos hacen que se pueda dividir
el dialecto andaluz en áreas o zonas, sobre todo, entre el andaluz oriental y el occidental.
∎ Desde el punto de vista fonético se podrían distinguir las siguientes características:
·
Un
área oriental, en la cual se tiende a abrir
las vocales a final de palabra para señalar el plural ante la pérdida de la
-s (ojo en vez de ojos) y otra occidental, donde no se
produce dicha apertura.
·
Distinción
entre una zona ceceante y otra seseante; la más cercana a la costa es
ceceante (principalmente el sur de Huelva; la provincia de Cádiz excepto la
capital, que es seseante; la mayor parte de Sevilla y Málaga; el oeste y el sur
de Granada y parte de la costa de Almería), mientras que la zona intermedia es
seseante (principalmente la zona intermedia occidental de Huelva, el norte de
la provincia de Sevilla y su capital, casi toda la provincia de Córdoba, el
norte de Málaga y la zona central de Jaén); en cambio, distinguen entre s y z
en la mitad norte de Cór doba, en el norte de Huelva, en el este de Granada y
en la mayor parte de las provincias de Jaén y Almería.
·
Articulación predorsal o coronal de la s frente a la pronunciación con la
punta dE la lengua del castellano no andaluz. Realizan la s predorsal en Cádiz,
Málaga, casi toda Sevilla y algunas zonas de Córdoba y Granada. Hoy se extiende
por toda E área del ceceo, reduciendo las zonas de la s coronal.
·
Aspiración de la h- inicial (sorbo
'horno') y la j- gráfica (oho 'ojo');
la parte más oriental (Almería,
nordeste de Granada y Jaén) aspiran la j-, mientras que la occidental aspira
la h- inicial procedente de f- latina.
• Desde el punto de vista
morfológico, en algunas zonas del
dialecto occidental (Huelva, Sevilla, Cádiz y casi toda Málaga] se produce un
reajuste en la conjugación de las personas gramaticales de los verbos:
desaparición de vosotros/as y
sustitución por ustedes sin que ello
suponga un trato de respeto y concordancia del verbo en tercera persona de
plural: Ustedes entran 'vosotros
entráis'.
• En el léxico existen influencias diversas:
leonesismos en la parte occidental, portuguesismos en Huelva; aragonesismos en
Jaén, en Granada y en Almería; arcaísmos castellanos, arabismos semejantes a
los de las otras hablas castellanas, léxico propio, léxico común con el resto
del castellano, y léxico que coincide con el español de América. También en el
léxico se producen diferencias entre el área oriental y la occidental para
referirse a un mismo objeto: panocha/mazorca
'fruto con los granos de maíz'; candela/lumbre
'lumbre, fuego'.
El
canario[4]
El dialecto canario es una variedad lingüística que presenta casi los
mismos rasgos que el andaluz. Las diferencias más significativas se encuentran
en el léxico, por la presencia de guanchismos y portuguesismos.
El canario presenta muchos de los rasgos fonéticos andaluces:
• El seseo con s
predorsal[5] de tipo
andaluz: sinco 'cinco'; aspiración,
asimilación a la consonante inmediata o pérdida de la s final, igual que otras
consonantes finales (cohta 'costa', se¡ litros 'seis litros', isla o il•la 'isla'); aspiración de la j
gráfica (debaho 'debajo');
neutralización de 1 y r finales -implosivas- (arquiler 'alquiler'); yeísmo en las ciudades (Gran Canaria y
Santa Cruz de Tenerife): yama 'llama'.
La pronunciación de la ch es casi sonora en lugar de sorda. Un hablante
peninsular la percibe casi como y: muyo 'mucho'.
El castellano de las
zonas bilingües.
Como en los casos anteriores, el contacto
con el catalán, el gallego y el vasco provoca que el castellano hablado en
estas zonas adopte una forma peculiar: eso que conocemos comúnmente como acento.
·
Son
característicos en el castellano hablado
en Cataluña el timbre impreciso que adquieren las vocales átonas, la
articulación velarizada del fonema /l/ cuando está en contacto con a, la pronunciación de la -d final de palabra casi como una -t (verdat, Madrit), la tendencia al seseo (pues el catalán desconoce el
fonema correspondiente a z), así como la aparición de ciertos fenómenos
morfosintácticos por influencia del catalán, como el uso del artículo con los
nombres propios (el Joan) o el
conocido dequeísmo (Considero de que no
tienes razón).
·
En Galicia, la entonación es peculiar: al comienzo del
período, el tono es especialmente alto y la articulación lenta; al llegar al
final, el tono cae rápidamente. Rasgos fonéticos son el cierre de las vocales -e, -o finales (que suenan a menudo como
-i, -u: nochi, tengu), la reducción
de grupos consonánticos cultos (articulación [perféto], [esáto], [inorár] al
pronunciar perfecto, exacto e ignorar), y
la pronunciación velar de l a -n final.
En cuanto a la morfosintaxis, son característicos el uso exclusivo del
pretérito perfecto simple, que ha absorbido los valores del compuesto (Ahora lo vi, por Ahora lo he visto), y el empleo de tener como auxiliar con el valor de haber (Lo tenía visto, por Lo
había visto).
·
En el castellano que se habla en el País
Vasco y Navarra
son frecuentes las alteraciones en el orden de palabras dentro del enunciado
-por clara interferencia del vasco, pero que también se producen en hablantes
que no conocen el euskera-, así como algunas confusiones en el género de los
sustantivos, sobre todo en hablantes rurales (el euskera carece de la
distinción de género). También es característico -y no sólo en Euskadi, sino
también en una amplia zona de alrededor (Burgos, La Rioja , Cantabria, etc.)- el
uso del condicional en posiciones donde la norma común exige el imperfecto de
subjuntivo: Si vendría, se lo daría (por
Si viniera, se lo daría). En cuanto
a la pronunciación, no hay diferencias significativas con el castellano de
Castilla, salvo el seseo en algunos hablantes y la reconocible entonación
vasca, con su fuerte tensión articulatoria y los finales de enunciado ascendentes.
[1] Extremadura
fue tierra fronteriza durante siglos. León repobló la parte más occidental
mientras que Castilla repobló la oriental. Más adelante, Extremadura recibió la
influencia de Sevilla y Toledo, dos ciudades importantes de la zona meridional.
[2] De la reconquista del reino de Murcia se ocupó
el reino de Castilla, pero Jaime I de
Aragón ayudó a Alfonso X (siglo mi] a someter a los moriscos y la presencia
catalana y aragonesa fueron importantes en estas tierras, que también
recibieron influencia valenciana por su cercanía.
[3] La diversidad del dialecto andaluz es el resultado
del largo proceso de reconquista de Andalucía. Desde la reconquista de Jaén,
Córdoba y Sevilla, en la primera mitad del siglo XIII, hasta la toma de
Granada, en 1492, pasaron dos siglos. Andalucía occidental fue repoblada por
castellanoleoneses, tuvo poca tolerancia con los mudéjares y la tierra se
distribuía principalmente en latifundios que estaban en poder de la aristocracia;
en cambio, la oriental se repobló más tardíamente, en parte por murcianos y
aragoneses, la presencia de moriscos era mayor y las tierras se distribuyeron
de forma distinta. En el siglo XVI, Sevilla se convirtió en la capital de la
emigración que se embarcaba hacia América, y sufrió cierta despoblación por
la marcha de muchas personas hacia ' este continente.
[4] Españoles y portugueses se disputaron las islas
Canarias si bien quedaron definitivamente incorporadas al reino de Castilla
en el siglo XV. Los repobladores de estas islas procedían básicamente de
puertos andaluces y portugueses. Los nativos, que hablaban el guanche,
perdieron pronto su lengua y se castellanizaron. Por otra parte, Canarias
siempre ha dado numerosos emigrantes a diversos países de ultramar, por ello las
Islas Afortunadas han sido históricamente un puente con América
• s predorsal o «sevillana»: se articula con el
predorso de la lengua; ésta es plenamente convexa y el ápice de la misma se
coloca en los incisivos inferiores.
• s coronal o «cordobesa»: se articula
con la lengua plana.
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